domingo, 21 de febrero de 2016

maggio 2013

Acá en Ulaan Baatar hay una temperatura tibia, los amaneceres son lentos, la mañanas silenciosas, el centro tiene edificios bajos salvo algunos que han crecido demasiado y están siempre fijos, la gente camina pausadamente y se viste con terciopelos tornasolados, usa calzado suave y blando, los ojos de todos brillan como si fueran nuevos, aún en quienes tienen 80 años. Las cafeterías venden leche de distintos animales, en las oficinas públicas los burócratas son de pocas palabras pero la gente no tiene apuro, todos calculan terminar sus trámites antes de almuerzo. En las escuelas los niños cantan, pero no himnos, aprenden canciones que relatan leyendas antiguas. Nadie quiere permanecer en la capital porque tiene una zona de grandes chimeneas que ennegrecen las nubes. Todos saben que la vida en Ulaan Baatar es transitoria, pues sus hogares se encuentran a kilómetros, algunas veces hacia el este u oeste, otras veces hacia el sur si no al norte... donde se levanta la yurta el cielo es azul, las nubes siempre blancas.

24 maggio 2013

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21 maggio

El tamborileo de la lluvia sobre los tejados,
el cemento mojado
del mismo color de las nubes,
las maderas celestes,
las veredas estrechas, entabladas,
el olor a humo, a tierra,
el aroma de la ruda y del pan.

Las ancianas con canastos
y cabellos envueltos
en pañuelos floreados,
los hombres,
sus sombreros
empapados y de alas caídas,
las cantinas chicheras,
la brisca entre manos curtidas.
Las últimas cenas desteñidas,
enmarcadas en lata repujada,
las teteras silbando sobre salamandras,
los sillones hundidos,
los colchones de lana,
las ollas colgando,
la trenzas de ajo y los ajíes
decoran estrechas ventanas.
Y afuera...
Afuera los volcanes,
los ríos,
los sauces,
los perros de rulos apelmazados,
corriendo de lado,
los queltehues saltan,
danzan,
gritan.
Así, desde aquí
contemplo lo que vives.
(Mi, now)

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