martes, 14 de octubre de 2008

Estoy lioca, lioca (U oda al "huachón")

Te habrás percatado
del homérico esfuerzo
que invierto en hablarte
a los ojos cuando te existo.

Y luego de eso,
cuanto mi voluntad se empeña
de manera imperiosa
en sostener la mirada,
imponiéndome esconder,
por enésima vez,
soberbia o bellacamente,
el incurable romanticismo
que me afecta desde
el millar de años
en que percibí
cuanto los adoro.

Habrás notado
que me basta oír tu voz
para vivir la exquisitez
de delirar por unos días
en reservo ,
visualizando tu imagen
en mi recuerdo.

Sabrás la razón de rehuír,
con parca actitud,
hasta el más banal
y mínimo encuentro.

Intuirás que la apariencia retraída
es sí porción real
de mi método de observación,
con el mundo todo,
aunque el eco de mi voz
se sonoriza en la gruta,
donde prefiere con pasos seguros,
andar y saltar,
este estrafalario, travieso
e irónico carácter.

¿Creerás?

De vez en cuando,
el insistente deseo
de ser bella durmiente,
no,
no persigue ese beso famoso,
es sólo la caza del juego preciado
de soñar tu presencia.

Espero que captes entonces,
lo que mi razón escéptica declara,
no eres maravilla por tí
o sí, también,
si Yo te nombro a ese rango.

Ser amado, adorado;
fascinar no es una conquista,
unilateral y absoluta,
es un saber, una construcción
o una verdad ajena.

Será anomalía o locura
pero me divierte.

Es por ello que...

Me lo paso en un estado de enamoramiento perpetuo, sin importar los sujetos.

...coleccionando figuritas
de un centenar de lindos zutanos
.

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